Ficha Albert

Albert Marcel Ollivier

IMAGEN Y PERSONALIDAD

HISTORIA Y OTROS DATOS

No se puede confiar en alguien que miente sobre si mismo, eso está claro. Pero, ¿qué pasa si esas mentiras te salvan la vida? ¿Seguirían tus convicciones tan intactas? ¿Te atreverías a afirmar lo mismo con tal vehemencia? Cierto, claro que no. Porque cuando se trata de nuestra propia seguridad nos convertimos en egoístas y es ahí cuando alzamos el rostro hacia el cielo pidiéndole a quien sea que esté arriba que deje pasar aquel pequeño desliz, intentando convencer al destinatario de las súplicas que es sólo un montón de mentiras piadosas, nada tan reprochable al fin y al cabo.

Una vez que estás dentro no puedes salir, es como la mafia sólo que no ha tenido sangre manchándole las manos directamente. Su abuelo tuvo este trabajo, su padre, sus tíos tuvieron este trabajo y ahora él y sus hermanos tienen este trabajo. Cuando Albert nació era el segundo de una familia que finalmente estaría compuesta por un padre, una madre y cuatro hijos, todos vivían en una hacienda en las afueras de Paris donde podían mantener sus actividades resguardadas de los indiscretos ojos de algún vecino. Los niños recibían educación formal por parte de tutores de la misma liga durante las mañanas y en las tardes eran entrenados en distintas disciplinas a fin de descubrir sus aptitudes.

Cuando los niños cumplen los 15 años, el entrenamiento pasa a ser distinto. Se les selecciona según sus capacidades y luego se hacen expertos en esa área. Es así como viajan hacia Paris u otras ciudades para reunirse con muchachos que estén en igualdad de condiciones. Este sistema al parecer sólo reúne a un reducido número de familias. Albert es un soldado nato, su destreza física es superior incluso a la de su hermano mayor, está destinado para pertenecer a esa facción apenas cumpla los 18 años, por lo que meses antes de esa fecha y como prueba de que está preparado es enviado al campo de batalla, que no es más que un callejón de la ciudad donde suelen reunirse sobrenaturales.

Albert confía en que Dios le dará protección y sabiduría, pero pese a su preparación y a la cruz que lleva en el cuello, la batalla es cruel y termina no como esperaba. Una fractura le destroza la rodilla y también su ambición de algún día convertirse en un soldado. Le toma más de un año recuperarse, tiempo en el que debe cambiar su elección y opta por ser tecnólogo, ocupación que le ayuda a continuar con el deber inculcado por su familia sin que deba poner en riesgo su vida. Se confina entonces al encierro y es ahí donde conoce a otra inquisidora que será clave en su vida, para ella nunca fue importante que él cojeara a veces o que tuviera cicatrices que marcaran su piel.

Cuando tiene apenas 20 años y sin estar casado deja embarazada a una chica con la que se encuentra a escondida de la organización y de las familias de ambos. Al enterarse de la noticia deben contraer matrimonio antes de que esto sea sabido por más gente. A los pocos meses nace quien se convertiría en su más grande amor y el motivo de toda su vida. Su hija se convierte en aquella luz que le permite dejar de habitar en las sombras, pasa mucho tiempo con ella incluso dejando de lado a quien es una pareja obligada. La pequeña cumple dos años y la madre sólo deja una carta, en ella apenas informa que prefiere dejarlos a vivir una vida que nunca quiso.

Desde entonces, Albert se ha enfocado en criar a su hija sin darle a conocer su ocupación, además de servir a la facción de la que ya se siente orgulloso. Sus capacidades como tecnólogo son sobresalientes llegando incluso a inventar algunos artefactos que pese a estar en periodo de prueba podrán en un futuro servir para que la causa que cree justa. Albert tiene a Dios como su protector, a su hija como la causa de su vida pero el tema con su ex esposa es aún un capítulo que no está del todo cerrado. Pese a que nunca la amó si sintió por ella un cariño que le lleva a pensar constantemente en ella pese a que han pasado ya 7 años de su partida. Albert sabe que será difícil encontrar una nueva mujer en su condición, pero no imposible.